Vivía en Quepe

Su nombre: Kika, destino; Quepe, cada día a la salida del colegio le acompañaba desde el centro de Temuco al terminal de buses rurales en Anibal Pinto, cuando llegabamos con tiempo subiamos juntos a la micro hasta que el chofer anunciaba que era hora de partir y los que no viajaban tuvieran el favor se bajarse.

Un día subimos con todo el tiempo del mundo, el estar a su lado era agradable, a veces conversabamos, otras veces no sabia de que; pero era emocionante, su mano era tibia y suave, asi pasaron varios minutos, obsevabamos como los pasajeros que subian y ubicaban sus bolsas y canastos sobre la parrilla metálica que se encontraba sobre los asientos, yo estaba en el más incomodo de todos, el que vá sobre la rueda trasera, con las piernas recogidas, pero ella estaba al lado del pasillo y eso era lo importante.

...-Por favor los pasajeros que no van a viajar-...,apenas escuché esta frase me paré bruscamente y con tan mala suerte que me golpié la cabeza con esa maldita parrilla, levantandola y dejandola caer con tal fuerza que hubo un ruido de metales ensordesedor,...
queria desaparecer,..abrir la tierra y enterrarme...no podía ser...los huasos comenzaron a reirse,
y mi querida Kika se puso verde, giró sus piernas y me dejó el espacio para que saliera de ese incómodo lugar, ni siquiera me miró. Caminé por el pasillo hacia la puerta delantera para bajarme lo más rápido posible, antes de bajar me dí vueltas para despedirme aunque sea con una seña de mi polola,...craso error,..de la Kika nada,...miraba hacia la ventana ignorando mi presencia, me giré para continuar y; Plash...con el fierro toma-mano del pasillo, estaba suelto y sonó seco igual que la famosa parrilla de mierda.

No sé que pasó después, pero cuando ya habia caminado como cinco cuadras, me dolia la cabeza y tenia un moretón en el hombro.

¡Núnca me gustó tanto la Kika, siempre preferí a la Odette!